jueves, 19 de noviembre de 2009

UNA VERDADERA HISTORIA DE AMOR

Por: Tatiana Ramírez S.

Cruzó frente a él con una pequeña sonrisa dibujada suavemente en sus labios, esperaba tan solo una mirada pero él siguió de largo como si ella no existiera, la ignoró por completo. En ese instante ella sintió su sonrisa mezclada con nostalgia, su corazón no dejaba de sentir una extraña sensación amarga que le invadía de dolor y a la vez de tranquilidad, sabía que ya no tendría que esperar algo que jamás llegaría.

Pero ella seguía ahí… Sentada, reflexionando, dejándose llevar por miles de pensamientos que le rondaban por su cabeza, ya no podía seguir leyendo las líneas del menú, su indiferencia la había dejando taciturna y aturdida. Estaba acompañada de una copa de vino recordando las últimas veces que le visitó en aquel lugar, sabía que no estaban juntos y que nunca lo estuvieron.

Fueron tantas las ocasiones donde tuvo que tragarse todo lo que sentía por él y el día que se armó de valor para expresarle sus sentimientos sintió su rechazo. Él nunca le quiso de la misma manera, nunca dejó de verla como lo que siempre fue “su amiga”, ella trató de conquistarle de muchas formas pero sus intentos fueron fallidos, ese capítulo en su vida debía cerrarlo para empezar a escribir otro que no le recordara la ironías del amor y aún así ella seguía preocupándose por lo que él pensara.

Ella tenía su mirada perdida, envuelta en sus pensamientos, movía suavemente su cabeza, fue en ese instante cuando recordó que estaba en aquel lugar llena de recuerdos, sintiéndose sola aunque estuviera acompañada de esa copa de vino, ya había reflexionado acerca de lo pasado y no estaba segura de cambiar su presente pero si quería encontrar la respuesta a lo que estaba por venir.

Mientras ella seguía con su corazón lleno de emociones, un hombre la observaba de lejos mientras hablaba con sus amigos, la miraba como si la conociera de hace tiempo y le sonreía. De repente se acercó y le dijo que su rostro se le hacia familiar, le preguntó si podía acompañarla en su mesa, ella accedió amablemente, no podía dejar de mirar el gesto de su rostro sonriente y su brillante mirada. Aquel hombre corrió una de las sillas de la mesa donde ella tenía su copa de vino servida y decidió acompañarla.

Hicieron un brindis, hablaron como si se conocieran desde hace mucho tiempo, se rieron de las ironías de la vida y del amor, la conexión entre ellos fue mágica, ella por primera vez sintió que podía ser ella misma, sin fingir, sin intentar hacer cosas para poder agradarle a él, sin tener que mendigarle amor a alguien que podía brindárselo sin que se lo pidiera.

Y para aquel hombre que nunca le quiso fue inevitable sentirse enojado, celoso al ver que ella sonreía y no era con él. Ahora alguien más le hacia feliz a ella e intentó de varias formas llamar su atención pero resultó siendo en vano, fue cuando comprendió que tuvo que perder a esa mujer para comenzar a valorarla y que ya no hay marcha atrás para cambiar su presente sin ella.

Aquel día ella comprendió que la vida da nuevas oportunidades y no son con las mismas personas que crees que compartirán la vida contigo durante mucho tiempo porque ese hombre que notó en su rostro melancolía supo que podía hacerla sonreír cuando ella solo quería huir de su pasado, preguntándose los porque de algo que nunca fue sin hallar las respuestas.

Desde ese día ellos, no solo comparten una copa de vino todos los viernes en aquel lugar, también comparten sonrisas, unos cuantos abrazos y muchos besos, de alguien que la ama de verdad porque ahora ella… Esta escribiendo su nueva y verdadera historia de amor.

FIN

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues resulta de gran alivio, haber si este si que si. ha disfrutar linda. felicidades