viernes, 4 de junio de 2010

COLOMBIA SOMOS TU Y YO

Por: Tatiana Ramirez Sandoval

En un tiempo atrás me importaba un bledo la política de Colombia pero ahora que estamos en elecciones, me pongo a pensar en el gobierno de nuestro país sintiendo impotencia y sé que muchas personas tienen el mismo dolor en el alma pero no podemos hacer nada. Hoy mas que nunca se me aguan los ojos de ver tanta injusticia, se que esto no ocurre solo en Colombia sino en muchos países, pero ahora las personas prefieren callar para no contradecir a nadie evitando discusiones sin sentido, otros temen ser asesinados por expresarse libremente o simplemente deciden pasar ignorantes ante la situación.

Colombia es un país maravilloso que me duele en el alma, al ver como se desangra por pensamientos facilistas o conformistas de muchas personas. La resignación es un hecho tan triste, crecer con la idea de que tener dinero es solo para ricos, que algunos somos más o menos que los demás, que solo es linda la mujer que tiene medidas de reina, que solo es un verdadero hombre el que lleva varias relaciones al tiempo, que estudiar es una pérdida de tiempo, que es avispado el que se encuentra un celular en la calle y prefiere apagarlo para no entregárselo a su verdadero dueño…

¿Y donde quedan los valores que tanto profesamos? Esos que nos enseñaron nuestros padres en casa cuando éramos niños ¿Solo son palabras? De verdad siento tristeza por la gente linda de mi país, por la situación que vivimos actualmente y aún asi no dejo de resaltar que los colombianos somos personas con un carisma increíble que desde el primer momento que un turista visita Colombia queda enamorado de la belleza de nuestros paisajes, de la belleza de sus mujeres y de su gastronomia.

Somos gente echada pa´lante, capaz de inventarse cualquier cosa para venderla, disfrazándose de robots para recibir una cuantas monedas, en vista de que no hay empleo. Los colombianos somos rebuscadores, no le tememos a nada, algunos somos directos al hablar y muchas cosas más que no terminaríamos por nombrar.

Parece como si hubiéramos olvidado nuestra identidad, nuestras etnias. Mis raíces son indígenas aunque mi piel sea blanca, canela o negra. Por mis venas corre el empuje, el talento y la creatividad de todos los artesanos de nuestro país. Soy diseñadora gráfica, pero también puedo ser doctor, vendedor ambulante, ama de casa, empresaria, porque soy colombiana (o) y nada de estas profesiones me hace mas ni menos que otro.

Cuando me siento en mi sala y sintonizo los canales de televisión me entristezco al ver lo que las series o telenovelas nos enseñan a nosotros pero sobre todo a las nuevas generaciones, a crecer en un mundo lleno de mentiras. Lo gracioso de todo es que algunas madres celebran viendo a sus hijos de 5 años jugando a ser capos y a ser muñecas de la mafia, donde lo único que aprenden es tener todo fácil y la educación pasa a ser un segundo plano para la mayoría de los hogares colombianos, cuando la verdadera educación empieza en casa.

Somos felices criticando a otra persona sin conocerla, porque va vestida de cierta forma, nos dejamos llevar solo de apariencias y no le damos la oportunidad para que nos demuestre lo contrario.

Lo más ilógico de todo es que exigimos respeto cuando en nuestros propios hogares existen hombres y mujeres que se maltratan entre si, que los derechos de los niños no son cumplidos, que los ancianos son abandonados por sus hijos en acilos y a los 15 días se mueren de pena moral.

Me duele ver como miles de personas por falta de empleo venden sus pensamientos en las elecciones, para recibir a cambio una lavadora o cualquier 50 mil pesos. Y no estoy diciéndoles que voten por x o y persona porque los verdaderos presidentes somos nosotros los colombianos, de nosotros depende que quien suba al poder sea alguien a quien si le importen nuestras ideas, sabemos que muchas de ellas nos engrandecen y otras nos vuelven torpes e ignorantes. Son tantas las limitaciones mentales que nos persiguen, que nos impiden ver de corazón la problemática de nuestro país.

Me duele ver hace tantos años a los campesinos desplazados de sus fincas en la calle pidiendo limosna, quizás una o tantas noches tiene que dormir con sus estómagos vacios porque no tienen nada que comer y al gobierno que le importa esto, si están acostumbrados a tener tantos lujos y nunca les falta nada para cenar, que tiempo van a tener para meterse en un barrio bien pobre cuando no haya elecciones, si nunca lo hacen.

Me duele ver que un anciano o algún enfermo terminal muere postrado en la cama porque no puede acceder a un servicio médico o no puede recibir su medicina por sus altos costos y porque el servicio de salud ahora es tan pésimo que no se las cubre.

Me duele ver como muchas personas que no gustan de los animales los someten a maltratos, que el agua siendo un recurso tan importante para nuestra subsistencia sea desperdiciada y muchas personas siguen siendo poco cívicas cuando arrojan basuras en las calles y luego se quejan del alcantarillado.

Me duele ver día a día en las noticias que mueren niños y adultos inocentes en una guerra sin sentido, donde solo prima la lucha por el poder. Cuando el dinero que se invierte en armas podría ser usado para crear escuelas en los pueblos donde no alcanza a llegar la educación.

Sabemos que la educación es la que nos hacer ser mejores personas mañana, aunque no faltan aquellas personas que se las pican de honestas, pagan para que les den un diploma y se llenan la boca diciendo que se graduaron de cierta universidad.

Me duele ver que muchos egresados de diferentes instituciones educativas se les van pasando los años repartiendo curriculums por todos lados incluso hasta por el internet para evitar gastos de transporte e impresiones al distribuirlas personalmente. Es triste ver que tanto talento se desperdicia y por conservar un empleo en una empresa reciben migajas por sueldo y luego se sienten frustrados.

Me duele ver que cada vez es mayor la cantidad de colombianos que por buscar mejores oportunidades laborales prefieren irse a otros países dejando atrás sus costumbres y aunque estén en donde estén no dejan de amar a su patria.

Me duele más ver cada día al pobre más pobre y al rico más rico… Al pobre cada vez más indiferente con las problemáticas de nuestro país, precisamente por falta de educación.

Me da enojo ver al rico creciendo monetariamente y explotando a sus empleados con un sueldo que no alcanza para nada. Parece que los colombianos hubieran olvidado que un sueldo mínimo no es suficiente para subsistir en nuestro país; porque tenemos que comprar alimentos, pagar transporte, servicios públicos, vivienda; si donde vivimos es alquilado e incluso si tenemos hijos pagar la mensualidad del colegio de ellos o la universidad… ah y también pagar los diferentes impuestos que nos cobran los ricos.

Me duele ver que los colombianos se dejan llevar por palabras que luego se las lleva el viento y dejan de soñar con una Colombia mejor, porque simplemente piensan que ya no vamos a salir de esto.

Es supremamente ilógico, juzgamos todos los días a todo el mundo, al vecino porque encendió su equipo de sonido para celebrarle el cumpleaños a algún familiar y nos llenamos de amargura por sin numero de cosas. Nos pasamos comparándonos con las demás personas porque resulta que tienen más que nosotros económicamente y nos quedamos sentados esperando que el dinero nos llegue por arte de magia o caído del cielo.

Nunca estamos conformes con lo que tenemos o por el contrario muchas personas sufren de conformismo en exceso. Me rio cuando hablan de ciudadanía, van en los medios de transporte y ninguno se pone de pie para cederle el puesto a un anciano, a un enfermo o a una mujer embarazada.

¿No es triste esto? La verdad cada vez que lo pienso me dan ganas de llorar pero eso no sirve de nada ¿verdad? Seguimos permitiendo que nuestra bella constitución haya sido solo escrita porque la verdad es que las leyes de nuestro país no se cumplen.

¿Por qué mejor no actuar? La Colombia que queremos empieza por nosotros mismos si creáramos conciencia de todo lo que ocurre en nuestro país y no siguiéramos usando la venda que seguimos llevando durante tantos años en los gobiernos de diferentes presidentes.

Esa venda en los ojos que ahora creemos la mas indicada, porque vale mas bueno conocido que malo por conocer y olvidamos por completo lo más importante: Que ser mejor persona me ayuda a ser mejor ciudadano y por ende un mejor colombiano. Entiéndanlo, los verdaderos presidentes somos nosotros, un presidente es un vocero del pueblo colombiano por eso no podemos elegir cualquiera.

Somos nosotros los que elegimos a quienes están en el gobierno, no se trata de decirle a al resto de los colombianos voten por x o y persona, voten libremente por quien ustedes crean el indicado pero no olviden algo importante; de nosotros depende que vivamos en un país mejor donde podamos gozar de tranquilidad, siempre guardando la fe y la esperanza de que Colombia algún día será un país mejor para las nuevas generaciones.